Los valores de las nuevas generaciones
Recientemente leí un artículo que explicaba la importancia que tenia la caricatura Pokémon para varios jóvenes de Reino Unido. En una entrevista, ellos mencionaban que el personaje principal de la caricatura japonesa les enseño el valor de apoyar siempre a los amigos y tener resiliencia ante la adversidad. De acuerdo con Emmanuel Mounier, el ser humano necesita construirse a si mismo con base y congruencia en una naturaleza humana intrínseca a si mismo. Es esta congruencia y coherencia en el vivir lo que expresa en el “personalismo”.
Para poder lograr esta base (pedestal sobre el cual nos vamos construyendo), el ser humano necesita adquirir la sabiduría que le enseñe a vivir, como persona. Esta enseñanza viene del hecho que las personas somos seres sociales y, adicional a sobrevivir, comunicarnos y otras funciones básicas de la sociedad, necesitamos compararnos con otras personas en nuestros grupos sociales para aprender a valorarnos, conocernos y diferenciarnos. En otras palabras, lograr ese pensamiento abstracto del cual solo el humano es capaz.
Esta enseñanza de cómo vivir se aprendían en la intimidad de la familia y del grupo social al cual pertenecía dicha familia. Normalmente somos producto de los paradigmas y otras creencias de la sociedad en la cual nos desarrollamos. De esta forma es así como obtenemos nuestro benchmarking humano y de donde sacamos los consejos, frases, aprendizajes y valores que forman nuestro modelo a partir del cual nos construiremos.
Antropológicamente hablando, la sociedad también necesita ciertos modelos o mapas que seguir para poder evaluar lo permitido de lo que no lo es, lo admirado o lo rechazado, y las pautas más deseables de comportamiento en esa misma sociedad.
Desde la antigüedad, el ser humano siempre se ha caracterizado por encontrar este tipo de modelos conductuales a seguir, ya sea los grandes héroes griegos de la mitología, como Perseo o Aquiles; santos ejemplares del cristianismo, como San Martín de Porres o San Ignacio de Loyola; y más recientemente superhéroes del comic y la televisión, como Superman o Capitán América. Todos ellos representan cualidades, virtudes y valores deseables en la sociedad en la cual fueron venerados.
Esto era una forma de enseñar a los jóvenes esa sabiduría de cómo vivir, ya sea con el valor y fuerza de Aquiles, la bondad y sacrificio personal de San Francisco de Asís o el sentido de justicia y resiliencia de Batman. Al final de cuentas son un modelo por seguir para guiarnos en esta construcción de ser humano interminable que significa el personalismo.
En este sentido, lo que admiramos de los santos y los superhéroes no es su capacidad de hacer milagros, anteriormente hablar con animales y recibir mensajes místicos, y ahora volar y ser invulnerable a balas; si no su conducta ante la adversidad y capacidad de superar retos.
Será que el tomar Pokémon, en sus personajes, es la nueva forma de guiarnos en esa construcción humana como ejemplo del buen vivir. Será esta caricatura la nueva evolución en modelo conductual deseado por la sociedad en la que vivimos, o simplemente es un grito de desesperación de los jóvenes actuales que no encuentran en casa y en la escuela un modelo real y tangible al cual apegarse para aprender a vivir. Será que la familia ya no forma personas en casa, la escuela no educa miembros de la sociedad y este vacío resultante se está llenando con caricaturas japonesas, que pueden estar diseñadas para trasmitir estos mensajes de valor o simplemente están diseñadas para entretener y es tal la necesidad de mensaje que tenemos que lo jóvenes encuentran dichos mensajes en donde nunca fueron intencionalmente plasmados.